"El yoga es el viaje del yo, a través del yo, hacia el yo".
- El Bhagavad Gita
Confia En Tu Intuición
Esto fue diferente: me sentí extremadamente centrada y relajada al mismo tiempo. Despertó mi curiosidad; hasta ese momento, cada actividad física que había realizado era un medio para canalizar un exceso de energía y emociones no procesadas fuera de mi cuerpo físico y mente. Siempre me sentía más ligera y contenta después de estar activa. Pero el yoga tuvo un efecto diferente, me invitó a escucharme desde lo más profundo de mi ser. En aquel momento no podía definir con palabras lo que había experimentado. Sin embargo, supe que era algo poderoso; tan poderoso que seguía volviendo a las clases, cada semana.
A partir de ese momento la práctica del yoga se convirtió en una constante en mi vida.
El yoga llegó a mi vida por primera vez en 2001 en forma de una clase de vinyasa yoga. No recuerdo mucho de la secuencia, aparte de una larga retención de chaturanga :) Lo que sí recuerdo vívidamente hasta el día de hoy es la profesora, cuando la práctica llegó a su fin, instruyéndonos a levantar los brazos por encima de la cabeza y juntar las palmas. Instantáneamente, sentí que lo que ahora sé que es prana o fuerza re vital recorriendo por todo mi cuerpo desde las yemas de mis dedos.
Una chica poco femenina / deportista desde muy pequeña, comencé a esquiar y montar a caballo a los 5 años, siempre me movía y exploraba nuevas formas de actividad física (una característica que me ha acompañado toda la vida). Pero la combinación de respiración consciente sincronizada con cada postura despertó algo en mí; me permitió conectar con las capas más sutiles de mi cuerpo. A los 21 años, y tras años de actividad física, era la primera vez que me sentía como una energía vibrante, no solo como un cuerpo físico hecho de músculos, huesos y tejidos conjuntivos.
Escuchar & Observar
Durante los siguientes años continué explorando otros estilos y linajes en la práctica del yoga. Después de mudarme a Nueva York en 2004 empecé a practicar el yoga Iyengar y Ashtanga Vinyasa, pero el punto de inflexión llegó en 2008. Tras una experiencia traumática, pasé más de un año en depresión y completamente perdida en el proceso del duelo. Con el aliento de un amigo preocupado por mi bienestar, me inscribí en mi primera formación de profesores de yoga en el Instituto de Yoga Integral en Nueva York. Aunque no era consciente del hecho en el momento, esos siete meses dedicados a escuchar a mi respiración, aprender sobre los entresijos de mi cuerpo físico, contemplar mi proceso de pensamiento y estudiar la filosofía de una práctica ancestral me devolvieron la esperanza, la dirección y el propósito. El ritmo consciente y suave de una clase de Hatha yoga me dio el tiempo y el espacio necesarios para sanar mientras aprendía herramientas y técnicas de empoderamiento personal que se aplicarían no solo en la esterilla, sino más importante en mi vida diaria. Comencé a meditar, aunque para empezar era intermitente.
Esa formación fue un viaje muy introspectivo que nunca comencé con la intención de convertirme en facilitadora del yoga, sin embargo, después de su finalización en 2009 (y después de guiar mi primera clase), el llamado era demasiado fuerte para ignorarlo. El yoga y sus enseñanzas se convirtieron entonces en un estilo de vida. Todo resonó dentro de mí y sigue resonando a través de mi cuerpo y en mi corazón.
Sigue A Tu Corazón
Después de proclamar durante tanto tiempo que nunca sería profesora, decidí allí mismo que este era el camino que seguiría: compartiría mi amor por esta práctica con los demás. Y así lo hice: empecé a facilitar clases en el Instituto de Yoga Integral, inmediatamente después de certificarme como profesora de Hatha yoga de Nivel I, y seis meses después realicé la formación de profesores de nivel II. Exactamente un año después de mi primera formación, descubrí el Bikram yoga. Quedé enganchada tras mi primera semana de prueba: mi piel estaba radiante y la sensación de desintoxicación intensa de practicar en un ambiente caldeado me dejó tan ligera y alegre. Supe al instante que quería compartir este sentimiento con los demás. Afortunadamente, el estudio al que iba tenía un programa de karma yoga, así que me apunté para seguir practicando tan a menudo como pudiera. 18 meses y muchos ahorros después, me embarqué en las 9 semanas de formación de yoga más intensas que he experimentado nunca. Me certifiqué en noviembre de 2010, y, una vez más, empecé a enseñar en varios estudios en Nueva York y Filadelfia, tan pronto como volví de la formación. En ese momento ya me había dedicado a la práctica y la enseñanza del yoga a tiempo completo.
Sé Consistente
Después de 4 años de practicar y compartir Bikram & Hatha yoga en Irlanda, tomé mi siguiente certificación en 2015; esta vez fue Vinyasa Flow yoga con Frog Lotus Yoga International en el centro de yoga Suryalila en España. Casi al mismo tiempo tomé mi primera clase de Rocket III; sin saberlo yo, este sería el primer paso en mi camino para convertirme en facilitadora de los sistemas Ashtanga Vinyasa yoga & The Rocket y, posteriormente, en una formadora de profesores con It's Yoga International (en la tradición de Larry Schultz). Como ventaja añadida, el 302 It's Yoga TT incluía una certificación de Yin yoga - algo de lo que no era consciente cuando empecé la formación, pero que me encantó aprender porque ya había incluido el Yin yoga en mi práctica personal. Después de completar mi formación de profesor de 500 h pasé dos años volviendo a sentarme y observar (y esencialmente repetir) formaciones de profesores antes de obtener mi certificación de formadora de profesores en marzo de 2018. Co-guie algunos entrenamientos más ese año hasta guiar mi primer curso en el verano de 2019 en It's Yoga Tallin en Estonia. Ashtanga Vinyasa yoga & The Rocket han sido prácticas que han cambiado mi vida a nivel personal. Esos tres años de preparación y formación no solo se trataron de compartir algo que amo con los demás, sino también de comprometerme con un proceso de mirar profundamente hacia adentro, afinando (y aprendiendo nuevas) herramientas para apoyar mi crecimiento personal, primero y ante todo como ser humano y más tarde como formadora para apoyar a otros en su propio viaje de forma consciente, con amor y compasión.
Sigue Aprendiendo & Explorando
El yoga ha sido una fuente continua de inspiración y guía en mi vida. Me ha acompañado a través de todos los hitos de mi vida adulta hasta ahora, adoptando diferentes formas. Por eso me encantan todos los estilos de yoga; encuentro que todos se complementan para ayudar a crear armonía dentro de mí y a mi alrededor, y por extensión en las personas de mi entorno. Desde marzo de 2023 estoy certificada en La Terapia de Yoga Hormonal (el método Dinah Rodrigues), una formación que decidí tomar mientras navego por otro ciclo de vida. Ha sido un hermoso viaje de exploración y reconexión con mi lado femenino y estoy muy emocionada de compartir esto con otros. Quería certificarme en otro tema desde hace tiempo ya y finalmente se ha manifestado de forma hermosa y orgánica.
Continuamente busco nuevas formas de aprender a través de mi práctica personal, así como al tomar y guiar clases, talleres y formaciones; Creo que una práctica consistente y la formación continua son la clave para ser una facilitadora generosa, compasiva y entusiasta.
Mis clases hacen hincapié en la alineación y se centran en la respiración, ofreciendo ajustes prácticos cuando es necesario, para proporcionar un entorno seguro y alentar a los practicantes a desarrollar constantemente su práctica, cultivando la autoconciencia y la aceptación.