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Raphaëlle Romana

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movimiento | terapias holísticas | idiomas

" Los maestros abren la puerta , pero debes entrar por tí mismo . '

- Proverbio Zen

Confía en tu intuición

Mi primera experiencia del yoga fue en 2001 en una clase de  Vinyasa. No me recuerdo mucho de la secuencia aparte de un largo chaturanga :) Lo que sí recuerdo vívidamente hasta el día de hoy fue la profesora, al fin de la clase, instruyéndonos a levantar los brazos por encima de la cabeza y juntar las palmas de las manos. Al instante sentí lo que ahora reconozco como prana o vitalidad recoger todo mi cuerpo desde las yemas de mis dedos.

De joven siempre estaba en movimiento (comencé a esquiar y montar a caballo a los 5 años) y explorando nuevas formas de actividad física (un rasgo que ha permanecido conmigo toda mi vida). Pero la combinación de respiración consciente sincronizada con cada postura despertó algo en mí; Me permitió conectarme con la capa más sutil de mi cuerpo. A la edad de 21 años, y después de años de actividad física, esta fue la primera vez que me experimenté a mí misma como energía vibrante, no solo como un cuerpo físico hecho de músculos, huesos y tejidos conectivos. Esto fue diferente: me sentí muy centrada y relajada a la vez. Esta expriencia despertó mi curiosidad; hasta ese momento, cada deporte que había hecho era una forma de canalizar un excedente de energía y emociones no procesadas de mi cuerpo físico. Siempre me sentí más ligera y más contenta después de estar activa. Pero el yoga tuvo un efecto diferente, me invitó a escucharme a mí misma desde lo más profundo. En ese momento no podía definir con palabras lo que había experimentado, sin embargo, era poderoso. Tan poderoso que seguí regresando, cada semana.

A partir de ese momento la práctica del yoga se convirtió en una constante en mi vida.

Escucha & Observa

Durante los siguientes años seguí explorando otros estilos y linajes en la práctica del yoga. Después de mudarme a Nueva York en 2004 empecé a practicar el yoga Iyengar y Ashtanga Vinyasa, pero el punto de inflexión llegó en 2008. Tras una experiencia traumática, pasé más de un año en depresión y completamente perdida en el proceso de duelo. Con el aliento de un amigo preocupado por mi bienestar, me inscribí en mi primera formación de profesores de yoga en el Instituto de Yoga Integral en Nueva York. Aunque no estaba consciente del hecho en el momento, esos siete meses que pasé escuchando mi respiración, aprendiendo sobre los entresijos de mi cuerpo físico, contemplando mi proceso de pensamiento y estudiando la filosofía de una práctica antigua me dieron esperanza, dirección y propósito otra vez. El ritmo consciente y suave de una clase de Hatha yoga me dio el tiempo y el espacio para sanar mientras aprendí herramientas y técnicas de autoempoderamiento que se aplicaron no solo en la esterilla, sino más importante en mi vida diaria. Comencé a meditar, aunque para empezar era intermitente.

Esa formacíon fue un viaje muy introspectivo que nunca comencé con la intención de convertirme en facilitadora del yoga, sin embargo, después de su finalización en 2009 (y después de guiar mi primera clase), el llamado era demasiado fuerte para ignorarlo. El yoga y sus enseñanzas se convirtieron entonces en un estilo de vida. Todo resonó dentro de mí y sigue resonando a través de mi cuerpo y en mi corazón.

Sigue A Tu Corazón

Después de proclamar durante tanto tiempo que nunca sería profesora, decidí allí y entonces que este era el camino que seguiría: compartiría mi amor por esta práctica con los demás. Y así lo hice: empecé a facilitar clases en el Instituto de Yoga Integral inmediatamente después de certificarme como profesora de Hatha yoga de Nivel I, y seis meses después conseguí la certificacíon para el Nivel II. Exactamente un año después de mi primera formacíon, descubrí el Bikram yoga. Me enganché después de mi primera semana de prueba: mi piel estaba radiante y la sensación de desintoxicación intensa al practicar en un ambiente caluroso me dejó tan ligera y alegre. Supe al instante que quería compartir este sentimiento con los demás. Afortunadamente, el estudio al que fui tenía un programa de karma yoga, así que me inscribí en ello para poder seguir practicando tan a menudo como pudiera. 18 meses y muchos ahorros después, me embarqué en las 9 semanas más intensas de entrenamiento de yoga que he experimentado. Me certifiqué en noviembre de 2010 y, una vez más, comencé a enseñar tan pronto como regresé a los estudios de Nueva York y Filadelfia. En ese momento ya me había dedicado a la práctica y la enseñanza del yoga a tiempo completo.

Sé Consistente

Tras 4 años practicando y compartiendo Bikram y Hatha yoga en Irlanda, tomé mi siguiente certificación en 2015; esta vez se trató del Vinyasa Flow yoga con Frog Lotus Yoga International en España. Casi al mismo tiempo tomé mi primera clase de Rocket III; sin saberlo, este sería el primer paso en mi viaje para convertirme en facilitadora del Ashtanga Vinyasa yoga & The Rocket y, posteriormente, en un entrenadora de profesores con It's Yoga International (en la tradición de Larry Schultz). Después de cumplir mi formación de profesores de 500 horas, dediqué los dos siguientes años a volver a sentarme y observar varias formaciones de profesores antes de obtener mi certificación de formadora en marzo de 2018. Co-guié algunas formaciones más ese año hasta guiar mi primera formacíon en el verano de 2019 en Estonia. Ashtanga Vinyasa yoga y The Rocket han sido prácticas que cambiaron mi vida al nivel personal. Esos tres años de preparación y entrenamiento no solo se trataron de compartir algo que amo con los demás, sino también de comprometerme con un proceso de mirar profundamente hacia adentro, refinar (y aprender nuevas) herramientas para apoyar mi crecimiento personal primero y, ante todo, como ser humano y más tarde como formadora para apoyar a otros en su propio viaje con atención, con amor y compasión.

Sigue Aprendiendo & Explorando

El yoga ha sido una fuente continua de inspiración y orientación en mi vida. Me ha acompañado a través de todos los hitos de mi vida de adulta hasta ahora, tomando diferentes formas. Es por eso que amo todos los estilos de yoga; se complementan entre sí para ayudar a crear armonía dentro y alrededor de mí, y por extensión en las personas a mi alrededor. Desde marzo de 2023 estoy certificada en La Terapia de Yoga Hormonal (el método Dinah Rodrigues), una formación que decidí tomar mientras navego por otro ciclo de mi vida. Ha sido un hermoso viaje de exploración y reconexión con mi lado femenino y estoy muy emocionada de compartir esto con otros. Quería certificarme en otro tema desde hace  tiempo ya y finalmente se ha manifestado de forma hermosa y orgánica.

Continuamente busco nuevas formas de aprender a través de mi práctica personal, y también tomando y guiando clases, talleres y formaciones; Creo que una práctica consistente y la formacíon continua son la clave para ser una facilitadora generosa, compasiva y entusiasta.

Mis clases tienen un énfasis en la alineación y el enfoque en el aliento. Ofrezco ajustes prácticos cuando sea necesario, para proporcionar un ambiente seguro y para alentar a los practicantes a desarrollar constantemente su práctica cultivando la autoconciencia y la aceptación.

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